El camino de Santiago en bici

13/10/2012

El día 25 de agosto partía de Cuena un equipo formado por doce ciclistas y dos personas que iban en otros dos coches de apoyo con destino a Santiago de Compostela. En bici iban: Ana , Saúl, Borja, Óscar, Leticia, Antonio Melero, Pablo, Samuel, Chechu, Diego, Héctor y Adrián. En coche: Maricarmen, que se encargaría del aprovisionamiento de comida durante la jornada y Salvino, que iría sellando las credenciales por los sitios que pasamos. El grupo tenía previsto llegar a Santiago el viernes 29 después de hacer más de cuatrocientos kilómetros en bici desde Frómista. Héctor, uno de los participantes en la expedición escribe la crónica de lo que fue el viaje.

Lunes 25. Cuena – Frómista – Sahagún

Salimos de Cuena sobre las diez y media de la mañana ante una expectación altísima y una gran multitud, unas veinte personas, que acuden a presenciar la marcha del grupo. Cuatro coches y una furgoneta transportan bicis y corredores en una hora de viaje hasta Frómista. En esta primera etapa, Julio, que ya había hecho el Camino en dos ocasiones se une al grupo para realizar parte de la etapa y darnos unos cuantos consejos sobre los siguientes cuatro días. Después de preparar las bicis salimos de Frómista a eso de las doce y media. En algo menos de una hora ya hemos recorrido los veinte kilómetros que separan Frómista de Carrión de lo Condes y paramos en un parque a la salida del pueblo. Algunos familiares que nos habían acompañado en coche, además de Julio, se dan media vuelta para no volvernos a ver de nuevo hasta Galicia. Después de comer (bocadillos, fruta yogur, almendras y chocolate) y descansar un poco nos ponemos de nuevo en marcha y recorremos los 40 km, llanos y con bastante sol, que nos separan de Sahagún, punto final de esta primera etapa. Llegamos al albergue de peregrinos, donde teníamos pensado quedarnos, cerca de las seis y nos dicen que no queda espacio, por lo que nos mandan a dormir al polideportivo. Después de una ducha en el albergue y de haber dejado las bicis en el pabellón vamos a cenar a una terraza en la plaza. Cuando acabamos volvemos al polideportivo para acostarnos y recuperar fuerzas de cara al día siguiente. 60 km

Martes 26. Sahagún – Astorga. 115 km

A las ocho y media nos despertamos en el pabellón y nos preparamos para ponernos en marcha a eso de las nueve y cuarto. Hoy, igual que ayer viajaremos por un terreno plano, sin subidas. Tras unos 15 km paramos a desayunar en una cafetería de Gordaliza del Pino y desde ahí para no cruzar León y evitar el tráfico nos desviamos de la ruta original. Después de unos 35 km que se recorren sin mucho esfuerzo nos reagrupamos en Valencia de Don Juan y recuperamos fuerzas comiendo fruta y unos pasteles al lado del castillo, desde aquí hasta el pueblo en el que comemos nos espera una recta interminable de más de 15 km con la que casi nos dormimos aunque algunos maten el aburrimiento emprendiéndola con la vegetación que hay al borde de la carretera.. Después de los bocadillos que tomamos en Sta. María del Páramo arrancamos hacia Hospital de Órbigo, a unos 25 km, dónde nos reenganchamos a la ruta del Camino y seguimos otros tantos kilómetros para llegar al albergue de Astorga a eso de las seis y media. Después de ducharnos damos un paseo por Astorga para ver la Catedral, el Palacio de Gaudí y una exhibición de Kung-fu bastante poco creíble. Cenamos en el restaurante Gaudí y una vez satisfechos los estómagos vamos al albergue a soñar con los angelitos y con la jornada de mañana.

Miércoles 27. Astorga – Las Herrerías. 115km

Nos despertamos en las literas del albergue y nos preparamos el desayuno en la cocina, después de haber acabado todos, cogemos las bicis y salimos hacia Castrillo de los Polbazares. Hoy, nos encontraremos el primer puerto del Camino, la Cruz de Hierro, en los primeros kilómetros, suaves y con muchos descansos nos charlamos con dos peregrinos que hacían el Camino desde Roncesvalles recorriendo ¡170 km! diarios cargados con mochilas. Después de Rabanal del Camino ya es todo subida hasta Foncebadón y de ahí otro tanto hasta el alto, momento éste elegido por la lluvia para hacer su primera aparición en el Camino. En el alto soltamos nuestras piedras que como manda la tradición habíamos llevado desde Cuena, un par de fotos, el bocadillo y otra vez en la bici. Dos o tres kilómetros de sube y baja y un descenso al principio marcado por la niebla que no dejaba ver más allá de 15 metros y cuando ésta desaparecía por la lluvia y el suelo resbaladizo. Después de la debida reagrupación en Molinaseca seguimos hacia Ponferrada, donde damos unas cuantas vueltas y el abajo firmante se lleva una picadura y una caída de recuerdo. En Cacabelos paramos a comer, un señor nos cede muy amablemente la terraza del bar para acomodarnos, acabados los bocadillos seguimos hacia Villafranca y luego por la antigua N-VI hacia Vega de Valcarce. Nuestra idea era quedarnos a dormir en el albergue de Ruitelán, al pie del Cebreiro, pero después de ver el estado de conservación y tras unas bromas acerca del sistema de luz y agua corriente decidimos quedarnos en una casa rural un kilómetro más arriba. Disfrutamos de la cena y nos acostamos sin imaginarnos el día que nos esperaba.

Jueves 28. Las Herrerías – Portomarín. 80 km

Nos levantamos a las ocho y media y después de un desayuno abundante para coger fuerzas nos cogemos las bicis para subir el Cebreiro, el puerto más duro de todo el Camino. A poco de la salida Ana y Óscar se pasan en un desvío, el mismo en el que se cae Adrián, y harán la subida por la carretera nacional, más larga pero más suave. El resto vamos por una pista asfaltada con algunos tramos duros y otros muy duros. Después de una hora Melero, el primero en completar la subida, llega al Cebreiro; los demás vamos llegando a cuentagotas y los últimos lo hacen media hora más tarde que el primero. En una cafetería, en la que nos refugiamos de la lluvia que empieza a caer y tomamos algo, aparecen los primeros familiares que venían en coche. Salimos bajo la lluvia hasta el alto del Poio y empezamos la bajada. Por una vez la bajada se me hace más dura que la subida y es que entre la lluvia y el frío que te hielan las manos y las piernas hasta casi no dejarte ni frenar y el viento de cara se hace bastante duro. En Samos nos reagrupamos, comemos y nos calentamos en un restaurante. Hacia las cuatro y media salimos de Samos con algo mejor tiempo y hacemos los treinta y cinco kilómetros que nos separan de Portomarín. De nuevo un albergue en no muy buen estado así que dormimos en un hotel. Nos duchamos, damos un paseo, cenamos, vemos los mundiales de atletismo y nos acostamos cada vez más cerca del Campus Stellae.

Viernes 29. Portomarín – Santiago de Compostela. 90 km

Después de levantarnos sobre las ocho y media desayunamos en una cafetería y nos preparamos para la última etapa del Camino que habrá de finalizar en Santiago, en el quinto día de pedaleo. Cogemos las bicis y vamos hasta Palas de Rey sin parar de subir y bajar como la última parte de ayer y todo el día de hoy, pues no se ve un llano por ninguna parte, después de treinta kilómetros de lluvia llegamos y tras un bocadillo bajo una carpa en una plaza y unos frutos secos reanudamos la marcha para recorrer los 30 km que hay hasta Arzúa. Aprovechamos la parada para comer una empanada y se unen al grupo más familiares. Ya estamos en el último del Camino y después de otros 30 km llegamos al Monte del Gozo algo antes de las cinco, desde dónde por fin ya se ve Santiago; hacemos un par de fotos y después de callejear un par de kilómetros el grupo hace entrada triunfal en la plaza del Obradoiro donde espera un numeroso grupo de familiares. Llenos de satisfacción aparcamos las bicis bajo unos soportales, saludamos a toda la gente que nos espera, sacamos unas cuantas fotos, vemos la Catedral y nos vamos a casa o al hotel según corresponda para darnos una buena ducha y descansar un poco antes de ir a cenar, los mayores pulpo y los más jóvenes pizza.

Sábado 30. Santiago de Compostela

Nos despertamos, desayunamos y nos preparamos para salir porque hemos quedado todos para ir a la misa de la Catedral y ver el botafumeiro y para ir también a la oficina del peregrino a poner el último sello en nuestra credencial y recoger la compostela, el papel que nos acredita como peregrinos.

Reportaje realizado por Héctor García