Las Marzas

13/10/2012

La celebración de este rito tiene lugar la última noche del mes de Febrero. Antiguamente eran protagonizadas por los mozos; los grupos cantores estaban compuestos por varones, ya que por la costumbre en las marzas no consentían más que a mozos solteros, por ser este «un derecho indiscutido de todo mozo soltero». El grupo recorría las distintas calles, puerta a puerta, llamando en las casas de los vecinos con un “¿Cantamos o rezamos?”. El ama de casa que generalmente abría la puerta a los marceros pedía normalmente cantar. Solamente en el caso de que en esa casa se guardara luto por la muerte de un familiar, se rezaba el Padre Nuestro por el alma del difunto, precedido de un “Por las obligaciones de vivos y muertos en esta casa” que empezaba el mozo mayor. La oración se hacía con el máximo de los respetos: los mozos debidamente descubiertos, inclinada la cabeza, arrodillados, a veces

En contrapartida, los dueños de la casa obsequiaban a los mozos con productos típicos de la granja: huevos, chorizo, morcilla, etc., y algunos dineros que guardaban en la indispensable cesta de pedir las marzas.
Las comidas, meriendas y cenas de marzas, se desarrollaban en espacios interiores de una casa del vecindario, en algún local del concejo o en el comedor de la taberna.

Orígenes

Es una fiesta de primavera que comienza con el olvido del invierno y constituye un culto a la tierra y su fertilidad. Después del largo silencio invernal y cuando la estación primaveral inicia su despertar surge lo que podríamos llamar la explosión vital de la naturaleza vegetal y también animal.

La superficie de la tierra cobra un nuevo color, los frutos comienzan a brotar. La naturaleza humana también comienza a manifestar una reactivación de tipo sexual y una mayor predisposición para las celebraciones festivas. Es esta la razón por la que durante la primavera se celebran gran número de fiestas populares que luego continúan a lo largo del verano.
En los principios de la humanidad, cuando todo era nuevo, cuando nuestros pueblos aún no conocían el progreso y el desarrollo tecnológico, comenzaron nuestros antepasados a estudiar afanosamente los secretos de la naturaleza circundante y, poco a poco, fueron desvelando elementos desconocidos como la fuerza de la luna, el orden de nuestro sistema solar, los caminos de los planetas y la fecundidad de la tierra, no menos misteriosa en aquellos primeros momentos y que muchos años después los avances de la ciencia y de la tecnología desvelarían y desmitificarían.
En la antigüedad, los pueblos paganos crearon dioses relacionados con la fecundidad y les dedicaron toda una gama de fiestas populares, que al mismo tiempo tenían un significado agrario de exaltación del campo en primavera. Con el paso del tiempo, las Marzas son la plasmación de estas fiestas, que celebran la llegada de la primavera dando cierre a la temporada invernal.
Existe otra teoría, según la cual, la fiesta de las marzas no representa la llegada del buen tiempo sino que es un rito de carácter agrario para asegurar buenas cosechas con un buen desarrollo de las plantas y de los animales domésticos. Se trataría de una fiesta o rito a la fecundidad con el fin de congraciarse con el espíritu de la vegetación, instaurada por las primeras agrupaciones que de forma sedentaria se dedicaron al cultivo de las tierras y que establecieron un ritual animista en aquellos momentos críticos de la vida vegetal como son la sementera, el florecimiento y la cosecha.
No faltan investigadores que aseguran que estas fiestas son una supervivencia de las que se celebraban por los paganos en esta época en honor de la diosa Afrodita, pinidad del Amor.
En cualquier caso, las Marzas representan una manifestación más de la cultura popular, que trasciende la desafortunada definición de “una muestra más de la costumbre de pedir” con que las catalogan algunos folcloristas de mirada simple.

Las Marzas en Cuena

Son pocos los pueblos de la comarca que mantienen la antigua tradición de cantar las Marzas. Cuena es uno de ellos. Las circunstancias propias de la evolución de la sociedad han obligado a cambios en la celebración pero conservando el espíritu participativo de todos los vecinos y manteniendo los ritos tradicionales.
Cuena durante el invierno no alcanza los 20 habitantes, entre los que difícilmente se puede encontrar como mozo. La emigración sufrida en años anteriores hacia las ciudades y zonas industriales ha sembrado la despoblación en el pueblo. Sin embargo, los descendientes de aquellos mozos y vecinos que años anteriores mantuvieron la celebración, orgullosos de las formas de convivencia transmitidas por sus padres y abuelos, se juntan el último fin de semana de Febrero, que no siempre es el último día, para dar continuidad a la tradición.
Los marceros son ahora mozos y casados, hombres y mujeres, mayores y pequeños; todos animados por las ganas de disfrutar juntos y por acompañar a los amigos y vecinos que residen habitualmente en el pueblo.
El pueblo, Cuena, frío y semivacío en el invierno recobra estos días la animación típica de las vacaciones, y la alegría se observa en las calles, el Chozo y las casas, donde los vecinos dan muestra de su contento por la visita de los marceros a muchos de los cuales, mucho tiempo hacía que no veían.
Donato al acordeón pone la música, a alguno le ha de tocar llevar la bota, de manera que puestos los cimientos, solo hace falta compañía con buen humor, y son muchos los que están dispuestos a prestarla, para que la fiesta no pare.

Canción

Ni es descortesía ni es desobediencia,
ni es desobediencia
En casa de nobles cantar con licencia,
cantar con licencia.Con vuestra licencia señor cantaremos,
señor cantaremos.
Con mucha prudencia las marzas diremos,
las marzas diremos.

Marzo florido seas bienvenido,
seas bienvenido.
Que Enero y Febrero bien malos han sido,
bien malos han sido.

Traemos un burro cargado de aceite,
cargado de aceite
Para freír los huevos que nos dé la gente,
que nos dé la gente.

 

Al pasar el puente se cayó la carga,
se cayó la carga.
Como era de huevos no se rompió nada,
no se rompió nada.
Si fuera de hierro toda se quebrara,
toda se quebrara.Traemos un burro cargado de arbejas,
cargado de arbejas.
Le llegan los cocos hasta los orejas,
hasta los orejas.

Traemos un burro cargado de nada,
cargado de nada.
Que no come trigo paja ni cebada,
paja ni cebada.

Ya nos dio limosna esta noble gente,
esta noble gente.
En el Santo Reino que Dios se la aumente,
que Dios se la aumente.

Reportaje realizado por Alberto García